La apicultura en Colima enfrenta una crisis alarmante. La producción de miel ha caído drásticamente, pasando de alrededor de dos cubetas por colmena en la década de los 90 a apenas media cubeta en la actualidad, reconoció Francisco Larios Barbosa, representante de los apicultores locales.
El responsable de esta disminución, según Larios, es el uso intensivo y desmedido de agroquímicos en la agricultura regional. “Desde el 2000 notamos la baja, y fue hasta 2010 que confirmamos que los químicos estaban afectando a las abejas”, indicó. La reducción en la producción ha llevado a que muchos apicultores busquen alternativas como la cría de abejas reinas y servicios de polinización, pues la venta de miel se volvió poco rentable.
Aunque la calidad de la miel se mantiene, estudios recientes de la Universidad de Colima detectaron residuos de agroquímicos dentro de los límites legales, lo que genera preocupación sobre la percepción del producto por parte de los consumidores. Por otro lado, muestras analizadas por Senasica en zonas de manglares resultaron libres de contaminantes, lo que evidencia que es posible producir miel limpia con prácticas más sustentables.
Colima no es un exportador de miel, ya que la producción es baja y se destina mayormente al consumo local. Para ingresar a mercados internacionales se requieren controles y certificaciones que aún no se cumplen.
Larios hace un llamado urgente a adoptar prácticas agrícolas responsables que protejan a las abejas, esenciales para la polinización y la producción de alimentos. “Sin abejas no hay cultivos ni alimentos, la apicultura es vida”, concluyó.
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