Hasta un 20% de incremento en el precio de las mercancías al consumidor final, consecuencia de la crisis en la aduana de Manzanillo, enfrentan consumidores y empresas, advierten dirigentes del sector exportador. Esta situación, originada por demoras y problemas operativos, ha generado costos adicionales que impactan principalmente a pequeñas y medianas empresas (pymes).
Miguel Ángel Landeros, presidente del Congreso del Comercio Exterior Mexicano de Occidente (Comce), explicó que estos gastos no previstos se traducen en un aumento directo en el costo final de los productos. “Algunos empresarios pueden absorber este sobrecosto, pero otros ya están enfrentando pérdidas e incluso han tenido que abandonar sus negocios”, señaló.
El rezago en las operaciones persiste y, según Landeros, difícilmente se resolverá en el corto plazo, manteniendo en riesgo la estabilidad de muchas compañías. “No esperamos una solución en tres o cuatro semanas; esta demora prolongada afecta principalmente a las pymes”, añadió.
Por otro lado, ni las navieras ni las operadoras marítimas han ofrecido descuentos o condonaciones para mitigar los gastos extras que enfrentan importadores y exportadores. Ante ello, el sector exportador busca crear una comisión para negociar con la autoridad portuaria y las empresas operadoras, con el objetivo de evitar quiebras y la salida del mercado de más empresas.
El puerto de Manzanillo, donde operan alrededor de 20 mil empresas y circulan más de cuatro mil unidades diariamente, es un punto estratégico para el comercio exterior mexicano, por lo que esta crisis representa un reto importante para la economía regional y nacional.
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