La comunidad trans en Colima volvió a ser golpeada por la violencia tras el asesinato de Paulina, una mujer trans que fue atacada a tiros mientras trabajaba en un pequeño negocio de comida. Su muerte no solo dejó luto entre familiares y amigos, sino que también encendió las alarmas entre colectivos LGBTTTIQ+, quienes exigen justicia y respuestas claras por parte de las autoridades.
El ataque armado ocurrió dentro del local donde Paulina laboraba diariamente. A pesar de la rápida llegada de los servicios de emergencia, las heridas por arma de fuego le arrebataron la vida de inmediato. La Fiscalía del estado ha iniciado una investigación, con la posibilidad de que el caso se trate de un crimen de odio, un tipo de violencia que preocupa cada vez más a defensores de derechos humanos.
Activistas advierten que el asesinato de Paulina se suma a una larga lista de agresiones contra personas trans en el país, muchas de las cuales quedan impunes o son tratadas sin el enfoque adecuado. Para ellos, la falta de protección institucional, la discriminación estructural y la invisibilización de estas violencias son parte del problema.
“Necesitamos investigaciones con enfoque de género, pero también con voluntad política. No basta con protocolos; hace falta justicia y seguridad real para nuestras compañeras”, declaró uno de los integrantes de un colectivo local.
El llamado de las organizaciones es claro: que el caso no quede en el olvido, que se respete la identidad de Paulina, y que se reconozca la gravedad del contexto en el que se dio su asesinato. Además, piden a las autoridades federales actuar de forma inmediata para detener la creciente violencia hacia personas trans y garantizar condiciones de vida dignas, libres de miedo.
Mientras tanto, en Colima, colectivos preparan actos de memoria y protesta. Para ellos, Paulina no es solo una víctima más, sino el rostro de una lucha que exige vivir sin miedo en un país donde ser trans aún representa un riesgo.
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