Los productores de tamarindo en Colima confían en que este ciclo de cosecha represente un buen ingreso económico, gracias a un temporal de lluvias constante que mantiene la humedad del suelo y reduce los gastos en riego.
En Tecomán, Israel Gallardo Aparicio, productor local, destacó que la regularidad de las lluvias ha sido “exageradamente buena” y permite ahorrar energía eléctrica y otros recursos destinados al riego. “Estamos muy contentos porque la humedad ha sido constante; esto nos ayuda a mantener los suelos en óptimas condiciones y reduce nuestros costos”, explicó.
El productor recordó que la zafra pasada enfrentó limitaciones por la escasez de agua, lo que afectó la producción. Sin embargo, el precio histórico del tamarindo, que llegó hasta 28 o 30 pesos por kilo, ayudó a compensar la baja en volumen y benefició a los agricultores.
Para este ciclo, aunque los árboles no presentan una carga abundante, se espera un equilibrio positivo entre producción y precio. Los compradores estiman que el valor del fruto se mantendrá estable, asegurando ingresos favorables para los productores locales.
Actualmente, los árboles se encuentran en la etapa de crecimiento de las vainas, y será entre diciembre y enero cuando se determine con mayor precisión el volumen final de la cosecha. “A finales de año sabremos cuántas vainas tendremos realmente”, señaló Gallardo.
El sector productor confía en que este ciclo permita mantener un balance adecuado entre cantidad y precio, garantizando la estabilidad económica de las familias que dependen del tamarindo en Tecomán y sus alrededores.
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