La tormenta tropical “Dalila” sorprendió a habitantes de Boca de Pascuales, en Tecomán, Colima, con olas de hasta seis metros que destruyeron casas, restaurantes y negocios. Al menos 85 personas tuvieron que desalojar sus viviendas.
El impacto ocurrió en pleno Día del Padre, una fecha clave para el turismo. “Pensábamos que nos iría bien, pero se perdió todo”, lamentó Gudelia Roch, quien calcula pérdidas de hasta 70 mil pesos por productos y equipo dañados.
Francisco Gamboa, otro damnificado, aseguró que prácticamente todo quedó reducido a escombros. “Se llevó el 90 por ciento, nos quedó el 10. Estamos acabados”, expresó con impotencia. Muchos habitantes apenas tuvieron tiempo de salir con lo puesto.
Ante la emergencia, se habilitó un refugio temporal en la playa para brindar resguardo a las familias afectadas. Sin embargo, los pobladores denuncian que cada vez que ocurre una situación similar, las autoridades llegan tarde o no atienden sus necesidades básicas.
Además del daño material, la tormenta representa un golpe devastador para la economía local, dependiente casi por completo del turismo. “Mi señora tiene cáncer y la ramada es nuestro sustento”, señaló Humberto, quien, como muchos, quedó sin ingresos.
En los próximos días se espera el arribo de personal del Ejército y equipos de emergencia para iniciar labores de limpieza y reconstrucción, aunque la comunidad insiste en que se requiere atención permanente y no solo tras el desastre.
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