De los 108 cuerpos que han sido sepultados hasta la fecha en ese lugar, 78 perdieron la vida por asesinato, 15 por muerte natural o accidente y en 15 la causa es indeterminada, mientras que 98 son del sexo masculino

A partir de octubre de 2018, en el cementerio municipal de este lugar dejó de operar la llamada “fosa común”, pues desde entonces se puso en marcha un proyecto para sepultar a los cuerpos no identificados en tumbas individuales numeradas y señalizadas con una cruz de concreto.

El terreno destinado para ese propósito tiene una extensión de alrededor de una hectárea —equivalente a 10% de la superficie total del panteón—, donde además de las tumbas subterráneas, con el fin de economizar espacios ya se destinó una sección para construir gavetas en condominio.

Como resultado de esta experiencia, que se adelantó a la propuesta de panteones forenses anunciada posteriormente por la Subsecretaría de Derechos Humanos para algunos estados del país, en más de tres años y medio ya suman 108 los cuerpos sepultados en el área prevista del cementerio de Manzanillo para las personas cuya identidad se desconoce.

La alcaldesa Griselda Martínez Martínez, quien bajo los colores de Morena gobierna el municipio por segundo periodo consecutivo, dijo en entrevista que cuando llegó al cargo el 15 de octubre de 2018 su administración decidió no enviar a la fosa común los cuerpos desconocidos que le hacía llegar la Fiscalía General del Estado (FGE) para su sepultura.

“Nos pareció inhumano amontonar los cuerpos en un solo espacio —expuso—, de tal manera que consideramos que debíamos sepultarlos por separado e identificarlos plenamente con un número relacionado con el expediente que nos entregaba la fiscalía, pensando que quizás en algún momento un familiar pudiera reclamar los restos, pues de otra manera para nosotros iba a ser muy complicado decirles dónde estaba”.

Para el diseño del proyecto, refirió Martínez, no se buscó ningún tipo de asesoría, “simplemente fue una lógica humanitaria: imaginé que yo pudiera estar buscando un desaparecido y que llegara a un lugar donde tuvieran que encontrarlo entre muchos otros cuerpos; por eso decidimos ponerlos de manera individual, nadie nos dijo que lo teníamos que hacer así, sólo nos colocamos en el lugar de las personas que están buscando un familiar desaparecido”.

Añadió: “Lo que hicimos más que nada fue un acto de humanidad, pensando en lo difícil que es para una persona tener un familiar desaparecido, por lo que nosotros no quisimos someter a nadie a una situación más complicada a la hora de tener que buscar un cuerpo; la finalidad de todo esto es que los familiares de las personas desaparecidas tengan certeza de que los cuerpos no identificados que se encuentran en el panteón de Manzanillo tienen un espacio y una ubicación certera”.

Por su parte, Juan Maldonado Mendieta, administrador del Cementerio Municipal de Manzanillo, indicó que el 31 de octubre de 2018 se realizó la primera inhumación en la nueva área para personas no identificadas del cementerio.

Refirió que de los 108 cuerpos que han sido sepultados hasta la fecha en ese lugar, 78 perdieron la vida por asesinato, 15 por muerte natural o accidente y en 15 la causa es indeterminada, mientras que 98 son del sexo masculino, cinco son mujeres y en cinco casos se ignora.

De igual manera, Maldonado mencionó que gracias a esa clasificación de los cuerpos, tres de ellos ya fueron encontrados e identificados por sus familiares y sus tumbas ya tienen nombre: En la 91 se encuentra Giovanna B., en la 99 está Mario C. y en la 104 Efraín P., a quienes sus deudos ya saben dónde pueden visitarles y sólo esperan la autorización de las autoridades de salud para exhumarles y llevar sus restos a otro sitio.

Antes del inicio de este proyecto, comentó el administrador del cementerio, “era imposible hallar el cuerpo de alguna persona enterrada en la fosa común, porque las administraciones pasadas no dejaron ninguna señal del lugar donde se encuentran ni tenemos ningún dato; la ventaja ahora es que los nuevos están en espacios individuales, tenemos un expediente de cada uno de ellos y aquí los estamos cuidando; si se daña alguna cruz la volvemos a poner con su número, para que no haya dudas cuando vengan sus familiares a buscarlos”.

Sin embargo, Juan Maldonado advierte que para lograr la identificación de los cuerpos se requiere que cada una de las partes “haga su tarea”: en primer lugar, que las personas que buscan a algún familiar desaparecido acudan a la FGE a aportar su muestra de ADN y que ese organismo de procuración de Justicia, a través de su área especializada, la envíe al banco genético nacional y a la vez realice la confronta con su propio banco genético.

En caso de que surja una coincidencia genética con alguno de los cuerpos que están sepultados en Manzanillo, como ya ocurrió en tres ocasiones, los familiares pueden acudir al cementerio con su documentación obtenida de la Fiscalía para que el personal, con base en los archivos, les indiquen en cuál número de tumba se encuentran los restos de la persona buscada, explicó el responsable del panteón municipal.

La alcaldesa manzanillense, Griselda Martínez, comentó que para su administración “es muy satisfactorio poder responder de manera adecuada y pronta, sobre todo, a las personas que están buscando el cuerpo de un familiar”.

Para el desarrollo del proyecto, aclaró, “realmente se requirió una inversión mínima, pues los recursos humanos y materiales ya los tenemos ahí; no nos ha representado grandes costos hacer las tumbas y gavetas individuales, que junto con las cruces de concreto son elaboradas por nuestro propio personal, y así nos evitamos muchos problemas nosotros y se los evitamos a los familiares”.

Luego de que algunas investigaciones han reportado que en Colima hay en los cementerios de la entidad más de 500 cuerpos no identificados, Martínez consideró que las autoridades tienen frente a sí “una gran tarea para poder atender la demanda de las personas que están reclamando a sus familiares desaparecidos y que posiblemente los tengamos en los panteones”, pero en las instituciones responsables de esa labor “falta personal humano y materiales para lograr la identificación de todos esos cuerpos, no nada más de los que están en Manzanillo, sino los que están en Tecomán, en Colima, en Villa de Álvarez y los demás municipios, porque en todos los panteones hay cuerpos sin identificar”.

En junio de 2019, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, anunció una inversión de 410 millones de pesos para la construcción de panteones forenses en 15 estados del país, entre ellos Colima.

Aunque tres años después ya se construyeron algunos de estos proyectos en varias entidades, entre ellas Michoacán y Guanajuato, en Colima apenas hace unas semanas vino la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Karla Quintana Osuna, y anunció que próximamente se construirá lo que llamó centro para el resguardo de cuerpos no identificados en esta entidad.

En la entrevista, Griselda Martínez manifestó que el Ayuntamiento de Manzanillo no ha tenido contacto con la CNB para conversar sobre el manejo de los cuerpos no identificados en el cementerio de ese municipio, pero expuso que, en caso de ser requerida, su administración está dispuesta a compartir con otras autoridades o instituciones la experiencia que ha tenido con este proyecto.

Comentó: “Ante cualquier solicitud que nos hagan, nosotros estaríamos muy contentos de poder compartir la experiencia; creo que otras autoridades y municipios no conocen lo que hacemos y sería muy bueno que supieran cuál es el trámite que damos a los cuerpos, porque a final de cuentas lo que buscamos es que sea un manejo digno y que a la hora que un familiar lo localice, también tenga un trato digno”.

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