La disputa por el puerto de Manzanillo ha sumido a Colima en una nueva ola de violencia. Ese punto de entrada de precursores químicos procedentes de Asia y de tránsito de narcóticos hacia Estados Unidos busca ser controlado por grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y aliados locales.
“Esto no es nuevo, solo estamos viendo un nuevo capítulo de un proceso que ya viene de tiempo atrás. ¿Cuál es el motivo de esta irrupción de la delincuencia organizada en un estado pequeño, antes muy estable y pacífico? Es Manzanillo y las rutas de la delincuencia organizada que pasan por el estado”, explica Carlos Rodríguez, miembro del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, A.C.
De acuerdo con una publicación de InSight Crime la clave para atender la violencia en el estado es su ubicación porque se trata de “un invaluable corredor para el narcotráfico”.
En México, hay 117 puertos, que antes dependían de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT); sin embargo, el presidente López Obrador determinó que pasaran a ser controlados por la Secretaría de Marina. El de Altamira en Tamaulipas, Manzanillo en Colima, Lázaro Cárdenas en Michoacán y el de Veracruz en Veracruz son los más disputados por miembros del crimen organizado como el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, y Los Caballeros Templarios.
“Sabemos que los precursores químicos para la elaboración de fentanilo y otras sintéticas llegan de puertos asiáticos y por eso es clave Manzanillo”, dice Víctor Hernández, coordinador del diplomado en seguridad nacional de la Universidad Iberoamericana de Puebla.
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